05 febrero 2012

En un café


Hay días, como cuando te chocan porque el tipo se pasó la roja y a pesar del mal rato esperas con ansias que quien lo hizo se baje de su camioneta, llama tu atención y la historia ya es otra. Días en los que el que está de turno en la caja del supermercado te sonríe esperando una respuesta; o en la fila larga del banco y el de atrás preguntándote cosas hasta lograr saber tu nombre y con suerte tu número de celular. 

Esta vez fue diferente, lo conocí de la manera mas extraña, con una pregunta. Luego un café y la excusa para hablar de un amigo que teníamos en común, esa persona que había sido causante de nuestro encuentro y protagonista de ese momento, y que probablemente este tipo estaba pensando en alguien más.

Entonces decides aceptar el café y regalas una sonrisa con el fin de ser correspondida. Aceptas otro café y te das cuenta que hablar de ese tipo dejó de ser la excusa para verse y que el café ya no es suficiente. 

Miradas cruzadas y sonrisas ocasionadas, otra vez lo piensas, el café no fue suficiente. Hay otro interés, ahora las cosas están claras entre los dos, no hay excusas para verse tan solo una llamada y otro café.

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