Ella suponía que los días serían iguales, que el sol saldría temprano y con ganas de provocar quitarse la ropa, que la lluvia caería justo cuando tuviera que salir. Que se encontraría con las mismas personas que saluda todos los días. Se amarró los converse, se puso el sombrero y salió a correr hacia el otro lado, quería evitar no sólo a las personas, sino también a las palomas.
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