Cuando te vi acostado en el césped con los ojos cerrados supe que tenía que decirlo y que ese era el momento preciso para hacerlo, con temor y algo inquieta me acerque a tus labios para abrir tus ojos con un beso, me sorprendiste al abrirlos.
Recuerdo ese día, me miraste como si supieras lo que iba a pasar, era de suponerse por mi forma de actuar, sin miedo me acosté a tu lado y te abracé esperando que hagas lo mismo sin pronunciar palabra alguna. Me sorprendiste de nuevo, preguntaste que hacía ahí. Por un momento dudé y estuve a punto de levantarme sin decirte nada, mordiendo mis labios dejé rodar un lágrima que no necesariamente fue de dolor, sin miedo a lo que podía causar en ese preciso momento te lo dije, te besé y me fui.
A pesar de lo que sentía por ti, y lo que hiciste por mi, no podía seguir a tu lado, no podía dejar mi libertad para atarme a alguien que me asfixiaba, egoísta o no, decirte lo que realmente quería era lo mejor para ambos.
Siento lo que sentí ese día, pero en realidad gané, porque tengo un hermoso recuerdo y mi libertad para seguir corriendo sin zapatos, y las ganas de dar vueltas hasta caer.
que bonito esto
ResponderEliminartu eres la de la foto beba?
ResponderEliminarLa de la foto sí, la de la historia no
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