09 enero 2015

Vivir



Las manchas y todo el maquillaje que quieras usar para cubrirlas, y la lluvia que puede sorprenderte dándolas a conocer; las uñas que ya vienen listas para lucir, las pestañas y sus diferentes tamaños, los colores que puedes probar en tu cabello, la barba que se dejan los hombres, la ropa de frío y los shorts para el calor, la gorra y las gafas, la bufanda, el pañuelo en la cintura y el otro en la cabeza, la sonrisa.

Las mil y un razones para encontrar verse mejor frente a un espejo y aceptarse uno mismo, todas las revistas que pueden darte soluciones a tus problemas, el bisturí, el ejercicio, las decisiones sobre el collar que se debe usar, los olores de los perfumes que te vas a probar, el reloj, el tiempo, los zapatos, las botas, las ganas.

Las preguntas que te haces cada mañana, la paciencia de esperar el mañana, la alegría de no saber el futuro, la oportunidad de construir uno y la sonrisa, y las ganas, porque la última vez que fui donde el doctor y me preguntó lo que pensaba hacer con los resultados de los exámenes, le dije VIVIR, y eso me repito cada mañana.

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