01 febrero 2013

No es nada, sólo ella

La puedes sentir con la piel y te puede doler también, la pruebas con la boca y con las manos la tocas. Los ojos cerrados también ayudan un poco a la imaginación, si abres los ojos es diferente, pero verla es otra cosa, aún de lejos cuando la veo sonriendo sólo puede ocasionarme dos cosas. Sí, la puedes mirar y te entran ganas de llorar y reír al mismo tiempo. Se deja querer y morder, la puedes abrazar y jugar con su cuerpo, se deja mimar y tocar, pero no se deja atrapar.

Es impredecible, no se sabe cuando viene o cuando va, a veces es como la lluvia que te atrapa de sorpresa cuando caminas en la calle y no te da de otras que caminar rápido para evitar mojarte; pero también la puedes oler como cuando estas en casa y te acercas a la ventana y hueles a lluvia y ves las nubes negras y agarras el encauchado y te vas a la calle, de cualquiera de las dos formas, predecible o no, sólo con saber que es ella place lanzarse a la calle.

La recuerdas siempre, de día y de noche, con el sol y la lluvia, cuando tienes hambre y cuando ya comiste, aún cuando dejas de pensarla estas pensando en no pensarla, la anhelas mucho y de muchas formas, y vuelve todo, y comienzas a sentir, a verla, a olerla y ríes, lloras, y vuelve lo mismo, y la abrazas y la besas, y la dejas y regresas, porque lo vale todo, porque cuando estas con ella es tu instante de felicidad, y eso vale todas las penas.

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