25 abril 2013

Mi Ana


Ana se sentó esperando que la inviten a bailar, veía a todos lados, cruzándose de piernas y sonriendo, pero así se quedó.
Deben estar cansados, imaginó ella.
Al momento de levantarse para irse a casa se topó a Carlos, y conversaron toda la noche, a Carlos le pareció que la había visto lo suficiente, pero Ana nunca se quitó la máscara.

Blanco

Podría empezar con una historia que traiga muchos recuerdos, pero tendría que poner nombres y apellidos y no es mi intención, así que empecemos como mejor lo sé hacer, con una hoja en blanco que inspire llenarla todos los días, pero que no se llene por completo, que al abrir mi cuaderno y la vea tan limpia tan pura se vengan cosas a mi cabeza que pueden ir ahí, pero que nada sea lo suficientemente bueno como para poder llenar esa hoja, y que se quede en blanco.

Por si me lees


Estamos juntos, tal vez por miedo a estar solos o porque cuando te veo siento las cosas van mejor, no por nosotros, no por ti, es por mi. Me refiero a la simple idea de saber que estás para mi, somos compatibles o a eso me refiero. Pregúntame, ¿compatibles? no se, pero ¿te has dado cuenta que mi cuerpo encaja perfectamente al tuyo cuando te abrazo? o que mi cabeza encaja perfectamente como una pieza de rompecabezas en tu hombro ¿lo recuerdas?. ¿Qué me dices de nuestras miradas o nuestras sonrisas? ¿Qué dices de las preguntas que haces o como haces cosas para verme sonreír? No respondas que no lo necesito, ya lo hice a mi manera.     

Nuestras conversaciones se basan en: me gusta esto y a ti lo de acá, y hablamos desde el lunar que está en la mitad de mi mejilla derecha, hasta de la sombra que se dibuja cuando nos besamos o al andar, siempre con cuidado y siempre los dos ¿Te has dado cuenta de eso? No importa lo que hagas o a quien veas, esas interrogaciones no llegan a mi mente cuando te veo, no para dañar ese momento, no para dañar mi cabeza y llenarme de dudas y menos para encerrarte en un espacio en el que sólo yo soy la protagonista porque no me lo perdonaría, tratándose de ti, no lo dejaría, y lo sabes y lo sé.

Me haces sentir cada parte de mi cuerpo, es perfecto esto que tengo contigo ¿Para que más? Tengo lo que quiero y quiero pensar que lo que necesito también, me haces bien, me haces feliz y por si me lees me haces sonreír.

Ahora sonríe que esto es para ti.

18 abril 2013

Sin nombre


¿Sabes que tu nombre puede llegar a incomodar?
Incomoda cuando imagino que todo va mal 
y quiero refundirme en un estado 
en el que pienso no puedo escapar.

Incomoda porque escucho tu nombre, 
y los gusanos o mariposas que 
llevo dentro empiezan a moverse.

Cuando el simple hecho de escucharlo 
dibuja una sonrisa en mi rostro, 
sin importar el estado de ánimo en el 
que me encuentre o que tan brillante 
está el cielo o como va cayendo el sol.

Incomoda porque puede llegar a sacarme 
de ese hueco caprichoso en el que me quedo, 
y quizás, sólo quizás puede lograr que sonría.

¿Alejandro? tu nombre me incomoda, 
porque no me deja respirar.

11 abril 2013

Entra sin pedir permiso

Al final pasa lo de siempre y mas a los que vemos al arte en todas partes y andamos con los sentimientos a flor de piel, muchas veces con la mínima necesidad de un cruce de miradas, un libro o un café que prometan sacar emociones y algo más.         
Al final alguien sale ganando, uno de los dos tuvo mas sensaciones y emociones, mientras que el otro tuvo mas valor. Gané yo, la próxima entra sin pedir permiso y sin valor.