Tuve un amor que cruzaba fronteras para ver mis grandes ojos, que dejaba cuadernos viejos y traía consigo retratos nuevos sólo para sentarse a escucharme hablar, tuve un amor que era alegre como cuando sonreía sin razón alguna, que lo esperaba todo y todo lo conseguía.
Tuve un amor que no le importaba mi forma de hablar y que sonreía cuando me escuchaba cantar, que sonreía solo porque yo estaba cerca y que se inventaba canciones para verme bailar, un amor que me lo decía todo y todo le creía.
Tuve un amor que me imaginaba en su vida, que no tenía límites para soñar y que por él empecé a soñar y ponerle apellido a las cosas, tuve un amor que me hacía escribir y leer todo el tiempo, que me enseñó que las cosas toman su tiempo y que le enseñé que estaba bien descansar por un tiempo.
Tuve un amor que cruzaba fronteras y cruzó y se perdió al regresar.
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